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7 Hábitos en las personas que practican el valor de la prudencia

El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber

Proverbios 16; 21

El valor de la prudencia se define como moderación, sensatez o recato al hacer o decir algo. La gente prudente reflexiona, piensa y observa las posibles consecuencias de sus actos antes de tomar una decisión para no caer en errores y arrepentimientos.

El valor de la prudencia se establece cuando la persona actúa con la sabiduría necesaria para hacer las cosas bien, evitar el peligro, no caer en trampas y discernir lo que es conveniente y beneficioso, de lo malo, errático y desafortunado.

La prudencia se encuentra estrechamente relacionada con otros valores como el autocontrol, el dominio propio, la mesura, el recato, la disciplina, la justicia, el orden y la diplomacia.

En las siguientes líneas realizo una lista con los principales hábitos de las personas que poseen el valor de la prudencia:

1. Son moderadas al utilizar sus recursos

La gente que interioriza el valor de la prudencia cuidan bien y son moderadas al utilizar sus recursos físicos, mentales y económicos. No es que sean tacañas o agarradas, sino que reconocen que la buena administración de sus recursos es la clave del bienestar físico, social y espiritual.

La gente prudente cuida su salud, alejándose de malos hábitos como el exceso en la bebida, el fumar, la comida chatarra, el sedentarismo y la farmacodependencia.

Existen personas que expresan «De algo tengo que morirme», tienen la razón de ese mal hábito mueren; pero mucho antes, por su falta de prudencia, moderación y dominio propio.

2. Analizan muy bien sus decisiones para no caer en engaños o estafas

Una persona prudente sabe controlar sus impulsos, actuando siempre con un buen criterio, con reflexión, análisis y control de la situación. Observa más allá de lo evidente , discierne las intenciones, escudriña los motivos de los demás para no caer en trampas, engaños o estafas.

El estafador estudia muy bien a su victima. Se aprovecha de su avaricia y deseos de ganancias rápidas para tender su red y que el incauto quede atrapado en ella. La persona con hábitos prudentes estudia el caso, investiga a la persona o institución, escucha consejos y no cae en la trampa.

3. Evitan juzgar por las apariencias

El valor de la prudencia se caracteriza por el dominio de la lengua. Es saber cuidar el tesoro de sus palabras, para no ser tildados de habladores o chismosos. La lengua tiene mucho poder, por lo que debe ser utilizada sabia y prudentemente para no caer en problemas y dificultades.

Existen personas que juzgan a otros por las apariencias y sin tener pruebas. La gente que posee el valor de la prudencia refrenan su lengua, hacen caso omiso a los chismes y buscan la verdad por medio de hechos, veracidad e investigación.

El valor de la prudencia nos entrega la virtud de no juzgar a ninguno, sino practicar la comprensión, la bondad y la virtud. Se me viene a la mente un viejo adagio que expresa: «Si el Dios todopoderoso solo juzgará al individuo hasta el fin de sus días, porqué hemos de juzgarlos usted o yo»?.

4. Son sensatas al elegir sus amigos y pareja

Uno de los hábitos básicos de la gente prudente es saber escoger a sus amistades y pareja conyugal. Reconocen que existe mucha gente aprovechada que cuando das la espalda, te pueden dar una puñalada. Es mejor ser desconfiado y tener solo un círculo íntimo de fieles amistades.

Las personas con una actitud prudente de vida procura rodearse de amigos y pareja sanas, alegres, motivadas, positivas y entusiastas. Ésta clase de gente te ayudará y motivará para progresar y alcanzar tus metas.

De igual manera, la gente con hábitos prudentes escogen muy bien su pareja sentimental. Estudian a fondo el carácter de la otra persona, si son dominantes; y si son personas que les hacen sentir mejor, avanzar, disfrutar y crecer tanto personal, social y profesionalmente.

5. Manejan bien la ira y el temor

Las personas prudentes se reconocen por el hábito de dominar sus emociones primarias como la ira o el temor. Como son comedidas al hablar y actuar, primero reflexionan, respiran profundo, cuentan hasta cincuenta, sin decir nada, hasta que se les pase la emoción negativa.

La prudencia se caracteriza por poseer dominio propio, que es la facultad de saber controlar el cuerpo, mente y actitudes para evitar situaciones que perjudiquen a la persona a corto o largo plazo.

Es una gran realidad que existen personas que por su falta de prudencia y dominio propio han cometido delitos que los han llevado a perder su libertad. La carcel y el cementerio están llenas de gente imprudente, impulsiva, emotiva y asocial.

6. No hacen promesas o compromisos a la ligera

El valor de la prudencia se caracteriza por pensar muy bien antes de realizar promesas o empeñar la palabra. Aquí lo esencial es mantener la credibilidad. Que consiste en mantener un nivel de transparencia para cumplir con lo que se promete.

Las personas imprudentes realizan promesas y compromisos a la ligera, con el propósito de obtener algún beneficio; sin embargo, con el paso del tiempo son consideradas como mentirosas y falsas, por lo que nadie más depositará su confianza en esta clase de gente.

7. Cuidan su honra y reputación

Un hábito destacado de la gente prudente es defender su bien más preciado: su honra y reputación. En los negocios, en el empleo y en la vida familiar se requiere gente responsable y honesta, en la cual se pueda confiar para hacer tratos, comercializar, avanzar y crear progreso.

El hecho de ser prudentes le brinda a la persona el buen juicio para actuar con buenos principios y notables valores. Es la actitud de siempre actuar con integridad, aunque las circunstancias sean duras, existan presiones y otros entreguen malos ejemplos.

El valor de la prudencia nos brinda la posibilidad de mantener una buena reputación al siempre sopesar las palabras y acciones cuidadosamente, para no caer en actitudes negativas y fallos. La honra y reputación de una persona se convierte en pieza clave para las buenas relaciones sociales, personales y de negocios.