Siempre digo «sé humilde pero firme». La humildad y apertura son la llave del éxito, sin comprometer tus creencias
George Hickenlooper
La humildad como valor moral o actitud de la personalidad, es la virtud humana de actuar con sencillez, modestia y afabilidad. Es la actitud de observar a los demás con respeto y dignidad; a pesar de las diferencias económicas, culturales, sociales y religiosas.
Quien obra con dignidad no se vanagloría de sus acciones: rechaza la ostentosidad, la arrogancia y el orgullo; además prefiere ejercitar valores como la modestia, la sobriedad y la mesura.
La gente que posee una personalidad humilde no se siente superior a ninguna otra persona, no tiene la necesidad de recordar a otros sus logros o virtudes; de igual manera, no utiliza su autoridad para pisotear a las personas de su alrededor. En este orden de ideas, la humildad es un valor opuesto a la soberbia.
A continuación describo los 8 hábitos esenciales de las personas que actúan con humildad:
1. Evitan la exaltación de su propio ego
El no ser humildes es una actitud de exceso de ego. Las personas egocéntricas piensan que son el centro del universo, y que todo gira en torno a ellos. Cuando practicamos la humildad como rasgo de la personalidad, reconocemos nuestras limitaciones, aceptamos a los demás tal como son y comprendemos que estamos de paso por esta tierra; por lo que no tenemos razones suficientes para envanecernos.
Muchas veces por no ser humildes aceptamos halagos falsos o adulaciones por parte de los amigos, la familia, o de quienes apenas nos conocen. De igual manera, es posible que también nosotros entreguemos falsas opiniones de los otros, para elevar su ego. Cualquiera de estas alternativas nos saca del camino de la humildad.
Existen personas que hacen mucho ruido, expresando constantemente sus triunfos y talentos. Sienten la necesidad psicológica de impresionar a sus semejantes, utilizando la verborragia y la ostentación. La gente con una personalidad humilde no hacen ruido, son sensatas, y no poseen la necesidad de impresionar, o hacer sentir inferiores a las demás personas. Su conducta pasa desapercibida y actúan con modestia.
2. Asumen la responsabilidad de sus errores
El juego de la vida consiste en aprender muchas veces basados en el ensayo y el error. En este transitar puede que existan equivocaciones; sin embargo, el problema no está en equivocarnos, el inconveniente es vivir equivocados
Ser humildes significa asumir la responsabilidad por las acciones incorrectas que emprendemos. Si no poseemos una personalidad humilde, no tendremos la oportunidad de crecer como personas.
En la vida el mayor error que podemos cometer es saber que estamos equivocados y no hacer nada para cambiar. Al expresar la verdad, al admitir un error lo sacamos al exterior y lo hacemos visible. Únicamente mediante una personalidad humilde obtendremos una nueva oportunidad y estaremos edificando en nosotros mismos, y en quienes nos rodean.
3. Tratan bien y ayudan a sus semejantes
La personalidad humilde es una cualidad humana independiente de la posición económica o social. Una persona humilde trata bien y ayuda a sus semejantes, así mismo no pretende estar por encima, ni por debajo de nadie; si no que sabe que todos somos iguales y nuestra existencia tiene el mismo grado de dignidad.
Ser humilde no implica dejarse humillar, esto es debido a que la humildad no supone una renuncia a nuestro valor o dignidad propia como personas. Existe gente que se aprovechan de su autoridad o jerarquía para pisotear y humillar a los demás; sin embargo, mas adelante la vida les devuelve lo que han sembrado, y son humillados por otros.
Los individuos con una personalidad humilde se salen de sí mismos, observan las necesidades de las personas a su alrededor y buscan ayudar desinteresadamente. Tienen la firme convicción de respetar y tratar con cortesía a sus semejantes; esto para contribuir con su propia felicidad y la de los demás.
4. Saben de donde vienen y para donde van
Una de las mejores formas de mantener una personalidad humilde es ésta: recordar de donde venimos, donde estábamos antes de conseguir lo que somos o tenemos.
La conducta cristiana como razgo de la personalidad humilde se basa en observar de donde nos sacó Dios. Como actuabamos, nuestras actitudes y falsas creencias antes de llegar a la senda cristiana. Es la certeza de que somos un grano de arena, ante la majestuosidad del creador del universo.
Una persona con humildad también reconoce que su vida es efímera. El orgullo, la vanidad y el egocentrismo terminan en la tumba. Cuando observamos que nuestra vida es transitoria, y que todos tenemos un mismo fin terrenal, nos entrega una mejor perspectiva del mundo y de las cosas.
5. Son tolerantes
La tolerancia es un aspecto crucial en los negocios, en la familia y en las relaciones. El hombre y la mujer con una personalidad humilde practican la tolerancia. Reconocen todos tenemos diferentes opiniones, creencias, convicciones, actitudes y procedencia. Aunque esto no implica que debemos rechazar o realizar falsos juicios de valor sobre los demás.
Vivimos en una sociedad intolerante. Si observamos los mismos gobernantes y las cúpulas de poder incitan al odio, al rechazo y a la intolerancia. Enarbolan un falso patriotismo y rebajan al diferente y ajeno. Es menester acoger el valor de la tolerancia, observando que delante de Dios todos somos iguales, tenemos los mismos derechos; y a pesar de todo, volveremos a la tierra de donde venimos.
6. Se disculpan y perdonan a los demás
La gente con una personalidad humilde sienten la necesidad de ofrecer disculpas cuando ofenden a otro semejante, o cuando se equivocan en sus acciones. Ofrecer excusas por un fallo, es un comportamiento que demuestra arrepentimiento y sencillez de corazón.
Existen personas que con su orgullo y soberbia piensan que pedir disculpas es rebajarse ante los demás. En este sentido recordemos el proverbio que expresa «el que se enaltece será humillado y el que se humilla será exaltado». La humildad es la piedra angular de todas las virtudes.
En este mismo orden de ideas, una persona humilde reconoce la importancia de perdonar las ofensas. El perdón es vital para nuestra salud, alegría y felicidad. El perdón es una virtud cristiana que nos libera, nos entrega paz, tranquilidad y una conciencia limpia.
7. No menosprecian a sus semejantes
Las personas que practican la humildad como hábito en su personalidad, poseen la firme creencia de que toda persona es valiosa e importante a pesar de su condición física, social o económica. Esta gente considera la carencia de los demás como una oportunidad para ejercer su generosidad hacia el prójimo.
Un error que comete mucha gente es el de mirar por encima del hombro a sus semejantes, cuando alcanzan cierta preeminencia o posición social. Como la vida dá tantas vueltas, esas mismas actitudes se te pueden devolver cuando cambies de rango o posición.
8. Reconocen que no lo saben todo
Una persona con un carácter o personalidad humilde posee el hábito de aprender de las circunstancias, y de la gente que se encuentra a su alrededor. Saben que tienen mucho que aprender, y que para seguir creciendo necesitan ser humildes y sencillos de corazón.
La vida es un contínuo aprendizaje. Aprendemos por imitación y de la gente que se encuentra en nuestro entorno, para ser mejores practicantes del juego de la vida.
El ser humildes es reconocer que aún estamos aprendiendo, que no lo sabemos todo, que estamos en proceso de crecimiento y que necesitamos que la vida fluya en nosotros. Si lo sabemos todo, entonces nada fluirá hacia nosotros; y estaremos muertos y sepultados bajo nuestro orgullo.