Una de las cualidades más bonitas de la verdadera amistad es comprender y ser comprendido
Séneca
El diccionario de la Real Academia define la amistad como «afecto personal puro y desinteresado, ordinariamente recíproco, que nace y se fortalece con el trato». Es en ése afecto generoso y recíproco, que caracteriza a la verdadera amistad, donde encontramos los humanos refugio y apoyo en los infortunios.
De igual forma, la amistad fortalece enriquece y ensancha el corazón del hombre, y le hace invencible ante la adversidad. Los cimientos en los que se apoya la verdadera amistad son la sinceridad, la generosidad y el afecto mutuo. Una amistad cimentada sobre la simulación, el engaño y el egoísmo estaría siempre condenada al fracaso.
No es posible disfrutar plenamente en esta vida sin dar, sin compartir, sin intercambiar afectos y sentimientos con otro ser humano, pues el valor de la amistad que dignifica y alegra nuestra existencia, se encierra sin duda en el cariñoso trato y afable comunicación con nuestros semejantes.
Observamos, de esta manera que la amistad sincera necesariamente ha de ser recíproca. No hay posibilidad alguna de experimentar el gozo y las delicias de una íntima, satisfactoria y plena amistad, recibiendo todo sin ofrecer nada.
A continuación, según mi experiencia, éstas son las principales cualidades de una verdadera amistad:
1. Respeto al amigo tal como es
Significa permitir que tenga plena libertad de actuación, y no pretender jamás adueñarse de su voluntad. «El amigo encuentra al amigo en pie de igualdad». Ninguna forma de amor respeta tanto la libertad del otro como la amistad.
Los grandes pensadores y filósofos de todas las épocas coinciden en un punto clave al definir la verdadera amistad como:«respeto al amigo, permitiéndole ser él mismo y procurando su bien como si de nosotros mismos se tratara».
Shakespeare, cierta vez expresó: «el verdadero amigo te socorrerá en la necesidad, llorará si te entristeces, no podrá dormir si tú velas y compartirá contigo las penas del corazón». Únicamente cosecharemos amistad en la medida en que hallamos sembrado amor, comprensión y sinceridad con nuestros semejantes, sin olvidar que la prueba de fuego de una amistad pasa necesariamente por la soledad y el infortunio.
2. Sinceridad y franqueza
El amigo es alguien en quien se confía siempre. La mentira, el doblez y la traición acaban al instante con cualquier amistad por firme que halla sido. Un verdadero amigo te hace ver tus errores y falencias, con mucho tacto y consideración, para que puedas corregir tus faltas y cambiar.
Un verdadero amigo jamás admite chismes ni cotilleos sobre ti. No habla mal de ti a tus espaldas y guarda tus secretos. La forma más digna de amistad es ser leal al amigo en todo tiempo, lugar o circunstancia; mostrarte tal cual eres y aceptar al amigo con sus virtudes y defectos.
La verdadera amistad no es interesada y siempre buscá el bien del otro. El amigo se alegra de tu victoria como si fuera la suya propia. Siempre tiene una palabra amable y cálida para ti cuando estás en problemas y dificultades. Te entrega ánimo y motivación para que puedas superar los obstáculos y las pruebas.
3. Generosidad y donación de sí mismo y de lo que se posee
Martín Descalzo expresó sobre la amistad:«Solo la verdadera amistad es la que enriquece a los dos amigos, aquella en la que el uno y el otro entregan lo que tienen, lo que hacen, y sobre todo lo que son. Ser un buen amigo, o encontrar un buen amigo son las dos cosas más difíciles del mundo porque suponen la renuncia a dos egoísmos y la suma de dos generosidades».
Puedo indicar que el verdadero amigo está interesado en dar que en recibir. En los momentos en que otras personas te abandonan él está allí para apoyarte, aconsejarte y hacer que te sientas mejor. Coloca a tu disposición su tiempo y recursos para calmar tu dolor.
El escritor Noel Clarasó cierta vez expresó:«la amistad supone sacrificios y solo el que está dispuesto a hacerlos sin molestia comprende la amistad». Sin lugar a dudas la verdadera amistad es empatía y consideración. Consiste en darse a si mismo y entregar una parte de lo que posees para el bien de tu amigo.
4. Aceptación de fallos, defectos y limitaciones
El verdadero amigo te acepta con tus virtudes y defectos. Es esa calurosa aceptación que es comprensiva, calmada y que reconoce que eres un ser humano imperfecto que puedes fallar, pero que sin embargo, si eres humilde y reconoces tus errores, no habrá problemas para continuar con la bonita relación de amistad.
En éste mismo sentido, la verdadera amistad se reconoce en los momentos de enfado. La persona que realmente es amiga busca limar asperezas y salvaguardar la amistad, porque reconoce que esta no puede acabarse por pequeñeces. Si tiene que pedirte perdón y perdonarte, lo hará sin titubeo alguno.
5. Interés, simpatía y afinidad
La amistad se afianza por medio de encuentros inesperados y enriquecedores. Es pasar momentos agradables y felices con personas que están dispuestas a compartir su tiempo, su alegría y espontaneidad con nosotros.
Si tienes amigos verdaderos se interesarán genuinamente por ti, por tus problemas, necesidades y metas. De igual forma, tendrán sentimientos de afinidad y gustos personales. No es que tengan las mismas aficiones, sino que sepan pasar ratos de ocio realizando alguna actividad que al otro le encante, buscando agradar al amigo.
Favorecen la amistad una personalidad comunicativa y amable, el temperamento jovial y la alegría contagiosa. La bondad, la sinceridad, el deseo de hacer el bien y preocuparse por los problemas de los demás; el carácter franco y directo, la generosidad, la cortesía, la cordialidad, el respeto y la reciprocidad en los afectos y sentimientos.
6. Reciprocidad y benevolencia
La amistad es una forma de amor que exige cierta reciprocidad, y se construye por medio de diferentes encuentros, que son momentos de felicidad y de gran intensidad vital. En esos encuentros, los amigos se complementan mutuamente y ven la misma realidad, del mismo modo.
La amistad verdadera como todo lo auténtico, no es fugaz ni engañosa, tiene vocación de futuro; por eso suele decirse que un verdadero amigo lo es para toda la vida. Así mismo, el sentimiento de bondad, amabilidad y apoyo en los momentos de necesidad permite que la amistad perdure a pesar del tiempo y las circunstancias.
Es importante indicar que la amistad es un sentimiento recíproco de unidad y afinidad. Si una de las dos personas no invierte su tiempo, esfuerzo y apoyo para construir la amistad, esta fácilmente puede desaparecer, porque la amistad se cimenta en bases sólidas y requieren del aporte y la inversión de ambas partes para poder conservarla.
7. Tiene un alto contenido ético
La verdadera amistad se fortalece con la lealtad, el altruismo, la solidaridad. Es respetar la individualidad y libertad del amigo. No es exclusividad, te permite estar abierto a otras amistades. Así mismo un verdadero amigo no te gasta bromas pesadas que puedan molestarte.
En éste mismo orden de ideas, el verdadero amigo no es envidioso de tus éxitos, al contrario se alegra de tus éxitos como si fueran propios. Es comprensivo, fiel y jamás te aprecia por interés. Sabe guardar tus secretos y no permite que hablen mal de ti.
De igual forma, observamos que los amigos se tratan como deberíamos tratarnos todos los seres humanos. Elegimos por amigo a quien desde un enfoque moral se comporta bien con nosotros, a quién a nuestro entender los demás apreciarán como tal. Nosotros al mismo tiempo, nos comportamos de la misma forma ejemplar con el amigo.
El que encuentra una verdadera amistad encuentra un tesoro. Por eso se dice que la amistad la fundamentan los buenos valores, las grandes obras, las buenas virtudes. El amigo está dispuesto a cultivar y conservar la amistad, trabaja diariamente por ella, sabe sacrificarse por fomentarla y disfruta de tu valiosa compañía.
8. Significa ser más amado que otros, que la inmensa mayoría
La amistad es una forma especial de amor puro y desinteresado, como ya acertó a descubrir Aristóteles para quien la amistad era algo tan grande y sencillo, a la vez como «querer y procurar el bien del amigo por el amigo mismo». En este sentido Aristóteles plantea la verdadera amistad como aquella que se interesa en el otro, sin buscar beneficio alguno, sino por cuidar y conservar al buen amigo.
De igual manera, Laín Entralgo afirma sobre la amistad lo siguiente:«la verdadera amistad consiste en dejar que el amigo sea lo que él es y quiere ser, ayudándole delicadamente a que sea lo que él es y quiere ser». En esta sentencia encontramos una buena manera de observar la amistad como la disposición de no querer cambiar al otro, sino dejar que sea auténtico y que muestre su singularidad ante el mundo, ayudándole con sutileza en este proceso.
Con razón decía Ortega y Gasset que «una amistad delicadamente cincelada, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima del universo». Podemos indicar que la amistad como el amor necesita cuidados diarios; pero el cuidado primordial consiste en ser un verdadero amigo y no olvidar que la amistad es una planta de desarrollo lento, que requiere cuidado y protección.
A continuación, presento «El cántico a la amistad» por H. E. Ratti:
Es el más noble de los sentimientos
y es siempre el más humilde.
Crece al amparo del desinterés,
se nutre brindándose, y
florece cada día con la comprensión.
Su sitio está junto al amor y
únicamente los honrados pueden
tener amigos, porque a la amistad,
el más ligero de los cálculos la lesiona.
Como es un bien reservado a los elegidos,
resulta el sentimiento más
incomprendido, y el peor interpretado.
No admite sombras ni dobleces,
rusticidades, ni renunciamientos;
exige, en cambio, sacrificio y valor,
comprensión y verdad.
¡Verdad! sobre todas las cosas.