El arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión creativa y el conocimiento
Albert Einstein
El objetivo último de la educación es formar personas íntegras, capaces, habilidosas, valiosas y que puedan desenvolverse bien en la vida; enfrentando los diversos desafíos que ésta conlleva. El punto de partida correcto es preguntarnos qué deberían saber y poder hacer los alumnos como consecuencia de su educación.
Es de singular importancia incentivar en los educandos competencias o habilidades para que puedan tener éxito en la vida. A continuación describo las 8 competencias fundamentales que la educación debe promover en los estudiantes:
1. Curiosidad
El término curiosidad se define como la capacidad de una persona para hacer preguntas y de explorar cómo funciona el mundo. En cualquier ámbito de la vida los logros de la humanidad se deben al deseo de conocer, de explorar el mundo, de ensayar, de encontrar lo que hace falta, de preguntar cómo funciona, de investigar y de llevar a la práctica nuevas ideas.
En este sentido, resulta importante indicar que los niños tienen un profundo afán de explorar lo que capta su interés. Si despierta su curiosidad aprenderán solos los unos de los otros, y de todo aquello que se encuentra a su alrededor. Saber alimentar y dirigir la curiosidad de los estudiantes es un maravilloso don que caracteriza a todos los grandes profesores. Éstos animan a sus estudiantes a investigar y a indagar por su cuenta; planteando preguntas en vez de limitarse a entregar las respuestas, y estimulándoles a reflexionar sobre diversos temas, al tiempo que profundizan en ellos.
Uno de los mayores regalos que la escuela puede entregarle a sus alumnos es que mantengan viva la curiosidad a lo largo de su vida. El papel del maestro es promover esta habilidad para que el estudiante lo convierta en una profunda pasión que guíe el resto de su existencia.
2. Creatividad
La definición más adecuada de creatividad es la siguiente: capacidad de generar nuevas ideas y llevarlas a la práctica. Como individuos racionales todos creamos nuestra propia vida mediante las actitudes que adoptamos, las decisiones que tomamos, y los talentos y pasiones que podemos descubrir. Desarrollar la capacidad creativa de los niños es fundamental para cumplir con los fines de la educación. La creatividad se convierte en parte integral de nuestra condición humana, y de todo progreso cultural.
En este sentido, es importante indicar que el poder creativo de una persona se puede volver en su contra. Esto se establece cuando el ser humano utiliza su imaginación para obtener más poder, enfrentar a las culturas y socavar el medio ambiente. Es necesario tomar consciencia de lo anterior, para promover la creatividad como aspecto básico en la diversidad, la tolerancia y el progreso social.
La respuesta no es reprimir la creatividad, sino cultivarla más, con una finalidad más amplia. Ante los desafíos que cada vez más aguardan a los alumnos es menester que los profesores les ayuden a desarrollar sus capacidades únicas, para pensar y actuar de forma creativa.
3. Crítica
Esta competencia consiste en la capacidad de analizar información e ideas, para de ésta manera elaborar argumentos y juicios razonados. La capacidad de pensar con claridad, elaborar argumentos lógicos, y sopesar pruebas de manera objetiva son algunos de los atributos que definen la inteligencia humana.
El pensamiento crítico no se limita a la lógica formal; requiere interpretar intenciones, entender el contexto, percibir valores y sentimientos velados, discernir motivos, detectar prejuicios y presentar conclusiones concisas de la manera más adecuada.
Es necesario indicar que el pensamiento crítico siempre ha sido fundamental para el progreso de la humanidad, y hoy en día más todavía. En la actualidad nos bombardean a diestra y siniestra con información, opiniones, ideas, campañas publicitarias y políticas. Internet es la fuente de información más extendida que se halla creado, sigue creciendo de forma exponencial, al tiempo que puede convertirse en una fuente de confusión y engaño.
La revolución digital aporta grandes beneficios a la educación de todos los niños. Así mismo, jamás se ha tenido una mayor necesidad de aprender a distinguir entre hechos y opiniones, sentido común y sin sentido, sinceridad y engaño. El pensamiento crítico debería ser parte integral de todas las disciplinas en la escuela, y un hábito establecido en la vida cotidiana.
4. Comunicación
El concepto de comunicación se define como la capacidad de expresar pensamientos y sentimientos con claridad y confianza, en una diversidad de medios y formas. Dominar la lectura, la escritura, y las matemáticas es un imperativo en educación, que es aceptable e indispensable. Igual de importante es fomentar la competencia de la expresión oral clara y segura, lo que se conoce como oralidad. Hoy en día, sin embargo las escuelas cometen el error de descuidar las destrezas en el ámbito del lenguaje hablado.
La comunicación verbal no solo maneja significados literales; también consiste en entender las metáforas, analogías, alusiones y otras formas de lenguaje literario y poético. Existen pensamientos que no pueden expresarse debidamente, valiéndose solo de palabras. Es importante también pensar en forma de imágenes, sonidos, de movimientos y de gestos; la cual origina la capacidad para la música, las artes visuales, la danza y el teatro en todas sus versiones.
La capacidad de elaborar y de comunicar nuestros pensamientos y sentimientos utilizando todas las herramientas disponibles es vital para el bienestar individual y el progreso colectivo.
5. Colaboración
Esta competencia se refiere a la capacidad de colaborar constructivamente con otras personas. La escritora Hellen Keller, cierta vez afirmó: «Solos podemos hacer muy poco; juntos podemos hacer mucho más». Esta frase pone de manifiesto la importancia del trabajo en grupo, como facilitador del aprendizaje en las escuelas.
Como seres sociales vivimos y aprendemos en compañía de otros. Fuera de las escuelas la capacidad de colaborar con otras personas es vital para la solidez de las comunidades, y para enfrentar diversos desafíos. Sin embargo en muchas escuelas los niños casi siempre trabajan solos; aprenden en grupo, pero no como grupo.
En este sentido, es necesario que los estudiantes practiquen la colaboración entre ellos. Esto mejora su autoestima, aviva su curiosidad, estimula su creatividad, aumenta su rendimiento escolar y fomenta conductas sociales positivas.
6. Compasión
La compasión consiste en la capacidad de colocarse en la piel de otras personas, y actuar en consecuencia. Esta competencia se basa en identificarse con lo que sienten otras personas, y en especial con su sufrimiento. Su raiz es la empatía.
En este orden de ideas, muchos de los problemas a los que se enfrentan los niños se deben a la falta de comprensión del entorno. El acoso escolar, la violencia, el maltrato emocional, la exclusión social y los prejuicios basados en el origen étnico, la cultura o la sexualidad, todos ellos están provocados por la falta de empatía.
En un mundo cada vez más interdependiente cultivar la compasión es un imperativo moral, ético y espiritual. Su puesta en práctica es la expresión más sincera de nuestra común humanidad, y un motivo profundo de felicidad personal y colectiva. En las escuelas y en cualquier lugar es importante practicar la compasión, no predicarla.
7. Calma
Esta competencia se define como la capacidad de conectar con la vida emocional interior, y desarrollar un sentido de armonía y equilibrio personal. Vivimos en dos mundos, nuestro mundo interior y el mundo que nos rodea. El plan de estudios actual hace muy poco por ayudar a los niños a comprender su mundo interior.
La Escritora Francesa Anais Nin, cierta vez expresó: «No veo el mundo tal como es, lo veo tal como soy». La anterior afirmación pone de relieve que la forma de actuar en nuestro entorno está profundamente influida por cómo nos vemos y nos valoramos como personas.
Hoy en día muchos alumnos padecen estrés, ansiedad y depresión en las escuelas. En algunos casos estos sentimientos están causados por el propio centro educativo, y en otros, por la vida que llevan fuera de él. Las escuelas y los profesores pueden cambiar esta situación ofreciendo a los estudiantes técnicas y tiempo para explorar su mundo interior mediante la práctica diaria de la meditación y la oración, lo cual mejora mejora su serenidad, conciencia interior y manejo emocional.
8. Civismo
Una definición bastante adecuada de civismo es la capacidad de implicarse constructivamente en la sociedad, y participar en los procesos que la sustentan. Las sociedades democráticas dependen de la participación activa en su gestión y dirección, de ciudadanos bien informados. Para ello es fundamental que los jóvenes terminen sus estudios sabiendo cómo se estructura la sociedad, y en especial, cómo se articulan y les afectan los sistemas jurídico, económico y político.
Jhon Dewey, Psicólogo, pedagogo y filósofo estadounidense expresó: «La democracia debe volver a nacer en cada generación, y la educación es la partera». Esta frase plantea que el propósito de la educación es formar ciudadanos comprometidos con la democracia, que conocen sus derechos y obligaciones, participan en sus comunidades y se responsabilizan de sus actos.
El objetivo de la educación cívica no es defender la adaptación ni el estatus social, sino abogar por la igualdad de derechos, el valor de las opiniones diferentes y la necesidad de equilibrar las libertades personales con los derechos de los demás a vivir en paz y armonía.