El amor absoluto no se fundamenta en el apego, sino en el altruismo, que es la respuesta más eficaz contra el sufrimiento.
Dalai Lama
Una de las definiciones de altruismo es la siguiente: «esmero y complacencia por el bien ajeno, aún a costa del propio, y por motivos puramente humanos». El altruismo se entiende por una actitud de servicio y cooperación hacia los demás, demostrando el lado más humanitario de una persona.
Hoy en día existen antivalores como el egoísmo, la competencia, la avaricia, el poder y la ambición desenfrenada. Muchos piensan que el fin justifica los medios; y pasan sobre mucha gente, para conseguir sus objetivos egoístas.
Las personas altruistas, en cambio, observan si sus acciones ayudan a otros, actúan según sus valores y buscan ser personas responsables con el bien común, en servir desinteresadamente al prójimo.
En la pedagogía de los valores se clasifican a los seres humanos mediante 3 orientaciones básicas: la orientación egocéntrica, que orienta los valores colocando como punto de referencia el yo. La orientación objetocentrica, que es la que orienta a la gente a buscar los valores en las cosas y los objetos. Por último la orientación altruista, que orienta tu vida hacia un tú, en donde se encuentra la plenitud, al vincularse con el prójimo, o con Dios.
En las siguientes líneas, según mi punto de vista, éstas son los aspectos básicos de la gente altruista:
1. Son sensibles ante el sufrimiento ajeno
Una de las características básicas de la gente altruista es sentir dolor ante el sufrimiento ajeno. Al ayudar a otros y calmar su dolor produce en el individuo un sentimiento de felicidad y autorrealización por la entrega de sí mismo a los demás; sentirse como una persona de valor que se entrega a otros, para que puedan realizar sus propias posibilidades.
De igual manera, ésta es la clase de gente que mejor entienden la vida como servicio, conscientes de que solo pueden ser felices, haciendo felices a otras personas. Sienten el vínculo de la existencia que a todos nos una como auténtica filantropía, servicio y amor al prójimo.
Así mismo, se convierten en verdaderos «ciudadanos del mundo», abiertos universalmente a todo lo humano y personal, en un deseo evangélico de «pasar por el mundo haciendo el bien» como la forma más sincera de llegar a ser personas comprometidas.
2. Con su ejemplo enseñan a los jóvenes y niños a ser altruistas
La persona altruista presenta como característica básica enseñar a sus hijos y educandos el altruismo como valor y meta digna de todo esfuerzo, orientándolos a estar abiertos a la generosidad. Enseñar a nuestros hijos a ser altruistas y solidarios es capacitarlos para la alegría, para la verdadera libertad, y para el amor.
Es importante indicar que el niño, el adolescente y el joven comprueban que no se les valora por ser buenos, generosos, simpáticos, desprendidos, serviciales; únicamente importan los resultados escolares, las notas. El mensaje que reciben desde todos los ángulos es claro: hay que destacar, vencer; ser los primeros, triunfar. La vida es lucha, y los que te rodean son adversarios a derrotar. No importa los medios que utilices, si al final eres rico, famoso y poderoso.
Resulta muy necesario sustituir la educación para la competitividad por la educación para el altruismo. Enseñar a los niños y jóvenes a amar, ser amados, compartir y contribuir al bien común. Esa es la meta a seguir para que tus hijos encuentren un verdadero sentido a su existencia.
3. No desprecian al pobre, menesteroso o necesitado
Un razgo distintivo de la gente altruista es no discriminar a ninguna persona por su estatus o condición social. La biblia dice que la vida es como neblina que aparece por un tiempo, y después se desvanece. Es importante que en la neblina de la vida hagamos algo útil y valioso por los menos favorecidos.
El Psicólogo Vienés Alfred Adler, hace mucho tiempo, expresó: «el individuo que no se interesa por sus semejantes es quien tiene las mayores dificultades en la vida y causa las mayores heridas a los demás; de esos individuos surgen todos los fracasos humanos». En ésta frase se pone de relieve la importancia de salirnos de nosotros mismos, socorrer al necesitado e interesarnos auténticamente en otras personas.
4. Son felices al ser solidarios y vivir para los demás
Augusto Comte, cierta vez, expresó: «vivir para los demás no es sólo la ley del deber, sino la ley de la felicidad». El individuo humano no es únicamente un ser distinto de los demás, que se afirma en su individualidad como un aspecto más entre las cosas de la naturaleza. El individuo de la especie humana es también persona, lo que quiere decir relación a los demás, vinculado a otros seres que lo acompañan en su existencia.
Debido a lo anterior, la persona altruista es un «vaso comunicante» que influye y es influido por los demás. Que cuando su vida se eleva contribuye a elevar la vida de otros, y que cuando su vida desciende contribuye a descender el nivel de las demás personas. Sentirnos altruistas es pues, reconocer que nuestras acciones repercuten para bien, o para mal, en todos los que nos rodean.
5. Son desprendidos, aprenden a renunciar
Las personas altruistas reconocen que todo es pasajero en esta vida por lo que no se apegan a las cosas materiales, los lujos, las casas, los coches. Tampoco se apegan a otras personas, a ideologías, no le entregan tanta importancia a los problemas de la vida diaria.
Buscan vivir día a día intensamente, tratando de ayudar a otros con sus recursos materiales, físicos e intelectuales. Saben que el dinero fluye más rápidamente hacia las personas generosas, y que las bendiciones añaden alegría cuando se comparten con los demás.
De igual manera, la gente altruista aprende el arte de la renuncia en la escala de los valores. Existen valores de carácter superior y otros de carácter inferior. El altruismo es un valor de carácter superior porque le entrega la posibilidad al ser humano de vivir en una sociedad más justa y equitativa para todos; interiorizar éste valor significa renunciar a otros valores inferiores, o de menor importancia.
6. Tratan a todos con respeto y dignidad
La dignidad es uno de los aspectos fundamentales de la naturaleza humana. Todo ser humano es merecedor de respeto y dignidad, sea cual sea su condición. Es característica de la gente altruista tratar a todos con respeto y consideración. La vida tiene altos y bajos, por lo que no sabemos si los que están en un lugar desafortunado es éstos momentos, podrían estar en muy buenas condiciones en un futuro.
El valor del altruismo ayuda a dignificar la vida del hombre. La persona con sus buenas acciones y servicio a los demás busca trascender y vivir una existencia con propósito. El respeto y la dignidad humana son valores insustituibles, integran los valores superiores, y ayudan a moldear para bien el carácter de una persona.
7. Anhelan la paz y la fraternidad entre los pueblos
La guerra se puede considerar como un acto egoísta, de poder, de idealización del yo, de someter a otros, es una demostración de egocentrismo, y una falta total de respeto por la vida, honra y dignidad humanas. Las acciones bélicas demuestran falta de altruismo y satisfacen las más bajas y serviles pasiones de los seres humanos.
La gente altuista desea evitar a toda costa el sufrimiento ajeno, por lo que se compromete con la paz y la fraternidad entre los pueblos. Sus acciones y pensamientos se enfocan en llevarse bien con otras personas, para conseguir objetivos comunes.
La práctica de los valores como el altruismo y la solidaridad configuran la dignidad del ser humano, reconocidos por todos. De igual forma, entregan apoyo y fundamento a un diálogo universal, a un entendimiento generalizados que harán posible la paz y la fraternidad entre los pueblos.